Resulta que la naturaleza tarda más de 500 años en descomponer un neumático (en el mejor de los casos). Y como cada año se fabrican, consumen y desechan miles de millones de ellos, a la pobre madre natura se le acumula el trabajo de biodegradación cosa mala.
Gobiernos e instituciones mueven ficha para tratar de reconvertir todos esos residuos en materiales para construir carreteras, pisos de pistas de atletismo y parques infantiles, césped artificial y muchas otras soluciones, pero aún no es suficiente para absorber toda esa producción desmedida.
Aunque para poner nuestro granito (de caucho) estamos nosotros –que nos gusta eso de reutilizar cosa buena- y nuestra práctica costumbre de encontrarle a todo una segunda vida.
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